jueves, 19 de noviembre de 2009

GEKIRYU DEN: "EL BRILLO DEL CORAZON"

HEISEI No.7 • Noviembre 19 de 2009

Los antiguos forjadores de espadas japonesas, trascendieron a su momento histórico debido a la extrema perfección y calidad de las piezas que llegaron a elaborar; las cuales son admiradas y altamente valoradas hoy día. Es comprensible entonces que las condiciones de estos artistas eran extraordinarias, ya que sus piezas prevalecieron más allá de la utilidad práctica de las mismas y se convirtieron en verdaderos tesoros culturales, que representan pulcramente el alma de toda una nación.

Notablemente la formación del guerrero es comparada con la forja de la espada japonesa, cuya elaboración tradicional supera las habilidades materiales y llega a alcanzar niveles espirituales. Veo entonces, que es lo mismo para un maestro de artes marciales, quien en esencia es un forjador de los cuerpos y mentes de sus estudiantes.

Aquel estudiante de Hatsumi Sensei que haya alcanzado no solo su reconocimiento como Shihan, sino también las cualidades por él deseadas y que lo exprese por si mismo desde una total y propia autenticidad, es una extraordinaria muestra de la capacidad de nuestro Soke por lograr el afloramiento de la espada espiritual en cada uno de sus estudiantes más devotos. Pero lo medular de su labor, está en que ha sido capaz de trasferir su habilidad de forja a estos, quienes a su vez se convierten también en maestros forjadores.

Muchos de estos Shihan en la actualidad viajan, divulgan y siembran la semilla por doquiera, haciéndose y haciéndonos participes de una labor que supera toda limitación por alcanzar la excelencia humana, y sin temor a ninguna duda, el Shihan Serrano es uno de ellos.

El sentir de una forja en el sentido marcial es un repentino despertar a los propios sentidos de nuestro cuerpo y mente, es una demanda a nuestra capacidad pero principalmente es en principio una depuración de nuestros sentimientos.

Si bien es cierto, que nos complacemos con el ejercicio mismo de las artes marciales y de las habilidades que este nos proporciona, en la rudeza de la forja debiéramos darnos cuenta que es un desperdicio de energía enfocarse solamente en adquirir aquello que nos satisfaga el ego o las expectativas superficiales de otros.

¿Hasta dónde puede llegar nuestra comprensión y por tanto el desarrollo de nuestro talento, si logramos un vinculo fuerte con el maestro forjador y le permitimos que a través de su paciencia y dedicación, él pueda liberar la espada espiritual que está en nuestro interior?

La visión externa de nuestro ejercicio se queda corta en estos términos, pues aunque nacemos con una capacidad potencial para la comprensión y el desarrollo de nuestra atención y percepción, nos limitamos a una dinámica competitiva que distorsiona el entendimiento de la vía.

En manos de un maestro forjador, el proceso nos somete a la reacción de nuestras tendencias naturales y por tanto, nuestra visión debiera extenderse hacia el interior para enfrentar nuestros miedos, alcanzar nuestra propia esencia y transformarnos en seres verdaderamente auténticos.

Una manifestación de esa autenticidad es el brillo de nuestro corazón, el cual debe estar más allá de intentar paralizar la intención del asesino, o de demostrar determinación para morir en la lucha, debe proyectarse más allá de nuestro tiempo, lugar y pensamientos inmediatos; ese es el agudo filo de la espada que surge con el poder de la creatividad que se mueve en multitud de direcciones diferentes.

Un maestro forjador que está comprometido con el pasado y futuro de generaciones de guerreros, tuvo que verse en un algún momento enfrentado a sus propios miedos, para poder alcanzar la cualidad singular que le lleva más allá de la forma convencional de las artes marciales y desde esta experiencia ser capaz de establecer para sus estudiantes, un vinculo de empatía con el dolor y sufrimiento ajeno.

El Shihan Serrano fue bien claro en expresar, que la demanda del espíritu Ninja no está más allá de nuestras verdaderas capacidades (Utsuwa), sino más bien está en poder romper nuestros esquemas limitantes, que nos haga más conscientes y por tanto más libres, compasivos y solidarios con otros.

El apasionamiento y la total entrega a la vía marcial deben arrasar con toda falsedad y error, para poder responder dignamente a toda necesidad de superación y trascendencia espiritual.

Este es el “Tamashi No Hikari” que a mi entender el Shihan Serrano se esforzó por transmitir en el Taikai de México que tuvo lugar en la bella ciudad de Monterrey.

“Dokyo: El Coraje de Seguir Siempre Adelante”

Juan Manuel Serrano – Bujinkan Shihan

PD: Sugiero a aquellos que desconocen la identidad del Shihan Serrano, visite el siguiente link:

Pagina Oficial del Shihan Serrano
http://www.bujinkanserrano.com/

Visita la página:
http://www.ninjutsucolombia.com/

sábado, 14 de noviembre de 2009

ARTES MARCIALES Y SANACION

HEISEI No.6 • Julio 26 de 2009

El pasado miércoles 22 de Julio tuve el gusto de asistir a una conferencia en el auditorio del IDRD invitado gentilmente por el profesor Luis Fernando Arenas, a propósito de la CARAVANA DE SANACION COLOMBIA 2009, dirigida por el Dr. Colombiano Jorge Carvajal quien desde hace 25 años viene desarrollando esta actividad en diferentes países y que ha alcanzado hoy en día un impacto mundial al convocar más de 400 personas principalmente de disciplinas medicas, de 14 países del mundo entero.

Yo soy un completo ignorante en lo que refiere a las disciplinas médicas y de la salud, y esto era para mi totalmente nuevo y ciertamente no creía que mucho pudiera yo aprovechar de esta conferencia; sin embargo, el Dr. Jorge Carvajal en la conferencia explicaba que la labor del medico debe ser total e integra, que yendo más allá el médico era incluso un instrumento del propio paciente para curarse a sí mismo y que en esta tarea, el médico debe ser capaz de conectarse con el ser humano que padece la enfermedad, y en este “conectarse” estaba entonces el centro del asunto.

El Dr. Jorge Carvajal comentaba también que en el desarrollo de la ciencia el ser humano ha encontrado diversos niveles de conocimiento, en lo que se permanece un tiempo con la creencia de que este nos da una “verdad” sobre la realidad de nuestro universo y nuestro papel en el, y es así que también se ha modificado la compresión del ser humano, en donde hoy día ya no es un cumulo de procesos químicos y biológicos independientes que parecieran haberse producido al azar, sino que más allá de sus componentes y de todas sus diversificaciones, lo que han encontrado es que lo verdaderamente importante son las “relaciones” que se producen y el efecto directo que tiene en todos los niveles, desde lo micro hasta lo macro.

Y es en esa capacidad de “conectarse” ó “relacionarse” con el otro ó consigo mismo, en el que el ser humano puede conservar o preservar su integridad, y que cuando esta integridad se rompe, es cuando se expresa la enfermedad, que es sino una manifestación de separación.

Desde este punto de vista, nuestro cuerpo físico es un conjunto de relaciones atómicas, moleculares, celulares, químicas y biológicas, que es directamente afectado por un pensamiento de unión o separación, que puede o bien fortalecer nuestra integridad o romperla.

En un universo gobernado por las leyes de la “relación”, bien nos podemos ver nutridos o intoxicados por la calidad de nuestras relaciones, así que el “medico” esencial es uno mismo, en donde el sentimiento de consideración y humanidad es verdaderamente importante, porque reconoce la delicadeza y al tiempo la potencia de las relaciones y sus efectos en todos los niveles.

El poder de la diminuta gota de agua, radica en su capacidad de “relación” armoniosa que junto con otras miles de millones de gotas componen los océanos del mundo entero, demuestran lo crucial y lo importante de lo individual en relación con el universo, y desde este concepto que presento el Dr. Carvajal en la conferencia, todos y cada uno de nosotros independiente de su profesión y de su lugar en esta sociedad, podemos convertirnos en médicos que sanan a través de las relaciones con otros seres humanos, puesto que en el interior de todos nosotros yace la fuerza divina del amor, que integra y por tanto sana.

El Dr. Jorge Carvajal comentaba que probado estaba, que nuestro cuerpo no estaba limitado por nuestra corporalidad física, sino que nuestro cuerpo esta expandido por campos energéticos supremamente sensibles a nuestros pensamientos y por tanto a nuestras emociones, es así, decía, que el corazón de una persona puede tener una área de influencia energética de aproximadamente tres metros a su alrededor, convirtiéndose esta en una atmosfera de la cual la persona misma y otros podrían nutrirse o intoxicarse, en el sentido de que la persona misma presentara conflictos o no en establecer una equilibrada relación, tanto con su mundo interno como con el externo; y más adelante el Dr. Carvajal anotaba que, una evidencia de un corazón sano era la felicidad y que su grado de “salud” era directamente proporcional al número de personas que hacia felices.

Desde mi muy limitada visión del tema, expreso lo que a mi ver de las artes marciales se acerca a mi propia experiencia.

Quizás a ustedes como a mí, esta visión de medico tal como la plantea el Dr. Carvajal resulte insólita, pero entiendo que es ahí en donde radica la potencia de su mensaje, si logramos comprender que nuestra naturaleza “relacional”, esta más allá de lo social, que puede tocar y descubrir la propia humanidad a través de otros; de similar manera nos puede resultar incomprensible las enseñanzas de Hatsumi Sensei, quien desde su experiencia nos plantea la posibilidad de involucrar el corazón en las artes marciales, para adquirir la fortaleza del ser y evitar la debilidad del ego, que se rehusa a la divinidad.

Desde mis inicios en la Bujinkan, el énfasis en la sonrisa y la alegría han sido un punto bastante importante para mi, pues creo que es allí en donde el arte marcial que practicamos adquiere una verdadera dimensión humana, recuerdo también que por aquellos días alguien me decía, que Hatsumi Sensei afirmaba que una muestra del verdadero maestro, era ver sonreír a las personas que le rodeaban, luego me llegaban luces en el sentido de que todo lo que practicábamos en los Dojos Bujinkan del mundo, procedían excepcionalmente del corazón del Soke… y allí en ese día de lo que pude captar de lo que comentaba el Dr. Carvajal pude llegar a un punto de compresión respecto al funcionamiento de este principio de “relaciones”, muy consistente con mi propia realidad.

De repente veo, como este concepto que al inicio parece tan simple, que de lo mismo lo ignoramos, es en realidad un tema excepcionalmente profundo y que cobra cada vez una propiedad más intima, en la medida que comprendemos su importancia en todos los niveles de nuestra existencia.

¿Qué si no es cierto, cómo una practica “meramente” física en lugar de quitarnos energía nos recarga?, pues no sufrimos desgaste alguno, sino que nos potenciamos y energizamos; nuestro cuerpo soporta mejor, nuestra tolerancia aumenta y en medio del ejercicio marcial nos recreamos y florecemos continuamente… porque conseguimos “conectarnos” tanto en lo interno como en lo externo.

Es ahora que de cierto modo, veo que nuestro entrenamiento esta dirigido a optimizar nuestra capacidad de “relación” y es de ahí que he descubierto o visto el tipo de movimientos que desarrollamos en nuestra practica.

Un movimiento positivo, es impulsado ciertamente por el poder de la fuerza, por el ímpetu y la intención, tal vez surgida del deseo por controlar o someter; pero este es un acto de separación y por tanto la relación que establece es pobre, desgastante y resentida. Posiblemente el Uke reaccione de forma agresiva, respondiendo inconscientemente a una fuerza que intenta someterlo, dominarlo para gloria del ego de otro. Entonces aquí la integridad se rompe, el ejercicio se vuelve intoxicante, y a pesar de las apariencias, este no favorece el crecimiento de ninguno, más bien degenera y enferma a los que se involucren en este tipo de práctica.

El movimiento negativo, es armónico, carente de oposición alguna, acepta, admite y aunque no se resigna, se involucra, se compromete, establece un contacto del más alto nivel posible en el momento, no es enérgico, dominante o autoritario, es comprensivo, sutil y envolvente; si el Tori consigue esta maestría su Uke no presentara reacción agresiva alguna, incluso demostrara apego y con ello satisfacción de la conexión que se ha producido, su cara no expresa miedo y tiende más a sonreír.

En el primer movimiento las lesiones y resentimientos son frecuentes, porque el Tori intenta servirse del Uke a toda costa, en tanto del segundo, la sensación de bienestar, crecimiento y riqueza se apodera del Uke, porque el Tori se puso a su servicio… este es para mi el verdadero Taiden y este es el verdadero fuego que mana del corazón de nuestro Soke a través de sus verdaderos Shihan.

El Ninja presenta múltiples facetas y entre ellas esta “la capacidad para curarse a sí mismo y a otros” y ciertamente creo que nuestro Soke sana a través del Budo.

Lo anterior conjugado con lo que he entendido de la conferencia del Dr. Carvajal, comprendo que el verdadero valor de nuestro entrenamiento en artes marciales, radica principalmente en nuestra capacidad de relacionarnos constructivamente y por consiguiente en nuestra habilidad para sanar y proteger la integridad del ser humano.

“Que donde antes hubo caravanas de la muerte, hoy circulen caravanas de la vida”

Dr. Jorge Carvajal

PD: Sugiero a aquellos que desconocen la identidad del Dr. Jorge Carvajal, visiten los siguientes link:

Pequeña Biografía y Entrevista al Dr. Jorge Carvajal
http://www.concienciasinfronteras.com/paginas/CONCIENCIA/carvajal1.html

Video Caravana Sanación Colombia 2009
http://www.youtube.com/v/Zjcg6P85fcA&hl=es&fs=1

Video Conferencia “Más Paz” del Dr. Jorge Carvajal
http://www.youtube.com/watch?v=2NLM69qLi5E&feature=PlayList&p=DD461C90A22D80DC&index=1&playnext=2&playnext_from=PL

martes, 2 de junio de 2009

Verdades sencillas, Pensamientos Claros, Actitudes Maduras.

HEISEI No.5 • Mayo 23 de 2009

Verdades sencillas, pensamientos claros, actitudes maduras. Crecimiento constante, avance permanente, puesto que no importa que pase, todo a la larga es para nuestro bien.

Desafíos se presentan, porque es necesario aprender, saber y tener experiencia; por eso no hagas berrinche ni te quejes… pues la verdad ya no eres un niño.

El dolor y el sufrimiento, en sus distintos grados son propios de nuestra realidad humana, pero si logras cambiar tu visión y te esfuerzas en mantener la actitud correcta, veras que no son tan malos porque no te condenan, te darás cuenta más bien, que son un medio por el cual Dios te indica el camino.

El miedo anida en tus pensamientos de desconfianza. No hay que temer, tú elegiste tu camino de corazón, pero debes ser consciente y responsable por tu decisión; esto significa esforzarse realmente y ser capaz de tener una actitud distinta, que te permita crecer rápidamente y no por el contrario que te destruya lentamente.

Por cierto, la lucha principal se entabla en tu interior, pues no hay más que observar tus propios pensamientos, y aquellos que no te convienen porque te reducen, te frustran y te desgastan, debes combatirlos con fiereza; no te dejes engañar por sus promesas de comodidad o resignación e incluso por sus promesas de satisfacción.

Aférrate a una disciplina diariamente, empieza por construir tu excelencia día a día y pronto te encontraras en el camino de la maestría.

La maestría es una opción para todos los seres humanos en la vida, que al igual que la santidad, todos somos llamados por Dios a ser santos; del mismo modo y ciertamente nuestra vida esta hecha para convertirnos en maestros.

Es solo que cada uno, por la magnitud o calidad de sus pensamientos elige o no esta opción. Muchos tal vez ignoran esta posibilidad, algunos la toman y están dispuestos a pagar su precio, otros tantos se convencen a sí mismos de que no son capaces o que no se lo merecen.

Ya sea la maestría o la santidad, o ambos, ya están como semilla dentro de ti. Son tus pensamientos que los harán brotar, pues ellos darán energía al movimiento de las acciones, que a este nivel, adquieren una categoría de sagrados, aunque sea el acto más pequeño, simple o cotidiano.

La divinidad de la condición humana es inherente en todos nosotros, independientemente de tu ego y sus manifestaciones; pero si logras expresarla a través de tus pensamientos, podras convertirte ya sea en maestro o santo en todas tus acciones.

Si miras bien a los maestros o santos, cuando ellos pasan sus peores tiempos, ellos agradecen y hacen ofrenda a sus dioses o maestros, esto nos sorprende, porque nosotros como pensadores negativos, no podemos ver que ellos son de verdad pensadores dentro de la autentica divinidad humana, y que es por eso que toman las contrariedades, los contratiempos, los problemas, y hasta las desgracias o como nosotros queramos llamarles, como verdaderos ascensos o bendiciones.

Es claro entonces, que para el pensador positivo o el buen pensador, cuando sabe lo que quiere ser, no deja que absolutamente nada se interponga en su camino a llegar a serlo; sabe muy bien que sino pueden matar su sueño, él como el soñador es inmortal!

Hoy en este momento en que estas mira a tu alrededor, trata de sentirte en este mundo y entiende de una vez por todas, que no puedes ni debes limitar tus pensamientos a las condiciones que te rodean ya sean estas buenas o malas, pues sin que te des cuenta tal vez, basta solo un mal pensamiento para que pierdas toda tu alma, sino eres capaz de mirar más allá y con completa fe en la absoluta divinidad que nos rodea siempre.

Alejandro Estrada
Un dia de inspiración - Mayo 24 de 2009
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domingo, 4 de enero de 2009

LA VIRTUD NO TIENE LUGAR EN LA OSCURIDAD DEL EGO

HEISEI No.4 • Diciembre 11 de 2007

“La mejor manera de avanzar es enseñar. Los maestros más profundos y valiosos, se consideran así porque enseñan, porque no se preocupan de su propia gloria, sino de la iluminación de sus prójimos.”.
David Carradine


Al Artista Marcial pueden invadirle pensamientos de supremacía, y por tanto tener un comportamiento arrogante que demuestra un muy pobre desarrollo espiritual; que en últimas debe ser el valor más importante a desarrollar por cualquier Artista Marcial que se precie de serlo.

Entender que los grados es “algo que tenemos” y que no es “algo que somos” cuesta mucho sin importar los años que lleves viajando, con quienes hayas entrenado, las condecoraciones que te hayan dado e incluso los libros que hayas escrito.

La verdadera misión del Artista Marcial reside en preservar su legado mediante la comprensión y la armonía, en trascender los malos pensamientos, las malas actitudes y por supuesto las malas acciones; actos como la discriminación, el prejuicio, los señalamientos y las represalias son absolutas negligencias de quien se considere a si mismo un maestro ó un instructor de Artes Marciales.

El Artista Marcial debe ser una persona que genuinamente sea capaz de amar tanto a sus maestros, como a sus compañeros y estudiantes, tolerante con sus disidentes y contradictores, que se construye a sí mismo mediante un esfuerzo interno sincero, y que finalmente se convierte en un modelo que inspira e integra.

En éste contexto la importancia dada al desarrollo personal es preponderante; pero lo es en el sentido que “sirve”, que le es útil a las demás personas y este trabajo no tiene nada que ver con el individualismo que busca la complacencia del propio ego.

Es vital que el Artista Marcial entienda que su “estatus” no lo define verdaderamente, pues tener un bajo ó alto grado en Artes Marciales al igual que poseer muy poco o mucho dinero, no le atribuyen por defecto ninguna cualidad o dignidad. El tener o no tener no es bueno ni malo, es la actitud con la que se tiene o no se tiene, pues ésta puede aniquilar la moral y la integridad de un Artista Marcial.

El término “Artista Marcial” incluye a todos los practicantes, desde el principiante hasta el gran maestro, y todos sin excepción alguna, de forma inconsciente o conciente, en un nivel inferior ó superior, deben liberarse de la dictadura del poderoso ego que combate ferozmente y he aquí porque los rangos nos resultan tan caros.

El objetivo es distinguir lo falso de lo verdadero en el crisol del entrenamiento fervoroso; mientras los más devotos y experimentados se perpetúan y se perfeccionan cada vez más, todos los demás no tienen porque sentir ninguna desventaja, aunque no puedan entender o no puedan saber todo acerca del Camino Marcial que siguen, pues tienen toda la libertad de esforzarse de la mejor manera que puedan en buscar su propio perfeccionamiento si de todo corazón desean que la espada de la violencia y la destrucción que azota el mundo se detenga.

En este sentido, un autentico Artista Marcial es una persona excepcional que reconoce que su “estatus” no le da derecho de dañar ni física, ni mental, ni moralmente a ningún ser humano en la vida; por el contrario, ha comprendido que su “estatus” le obliga a esforzarse para desarrollarse como una persona digna de confianza, y éste solo hecho despertará el interés de quienes le rodean.

De tal forma, que el Artista Marcial que de corazón tomó la decisión de ayudar y tuvo el coraje de seguir su camino con perseverancia, y que por tanto consiguió la extraordinaria habilidad de tocar el corazón de las personas, es entonces “capaz de servir” a toda la humanidad como un autentico Maestro de Artes Marciales.

“Sólo cuando una persona es poseedora de un corazón humilde es un espléndido maestro”.
Tohei Koichi

INTENTAR LA MIRADA HACIA DENTRO

HEISEI No.3 • Agosto 5 de 2007

“Cuando tu conciencia se dirige hacia fuera, surgen la mente y el mundo. Cuando se dirige hacia dentro alcanza su propia Fuente y regresa a casa, a lo No Manifestado.”.
Eckhart Tolle


De manera sorprendente, descubro como las formas externas del Budo como la de tantas otras cosas que podemos hacer en la vida, son solo eso: formas, pues es si no, concentrarse un poco y permitirse descubrir como en el fondo, se halla un mismo principio, que es un camino a la depuración del ser humano en todas sus dimensiones.

Todas las expresiones humanas en las artes marciales, naturalmente tienen que ser distintas como los son las personalidades de los individuos, y en verdad es atrayente presenciar tanta diversidad pero ahí un momento en que todo confunde, pues nuestra mirada se encuentra atrapada en las formas y solo podemos ser testigos unas y participes otras, de las contradicciones y conflictos que inevitablemente surgen.

Esto da vía libre y generalmente acrecienta cualidades poco virtuosas que todos tenemos; entonces entramos a combatir para defender estandartes e ideales de la forma que elegimos como la correcta, luchando por establecer el “debe ser así”, al tiempo en que nos convertimos en ecos inconscientes de esa oscuridad que nos instiga a someter a nuestro contradictor.

Por supuesto, esto hace relucir lo peor de nosotros mismos; pues hemos dirigido nuestra mirada a las formas, que tan diferentes y distantes parecen amenazarnos en nuestras fortalezas, que no son mas que penosas “fragilidades” disfrazadas, no hay otro camino más que aferrarnos a nuestra bandera como si de un escudo se tratara…. pues nos aterroriza perder la “forma” que escogimos, por que pensamos que ésta es la que nos define en lo mas profundo.

Podemos darnos cuenta que, este conflicto entre “formas” es solo la pantalla de un enfrentamiento mayor, en donde las otras formas y quienes practican estas otras formas, son blanco de toda nuestra frustración ególatra que se debate entre la duda y el miedo, reafirmándose y reproduciéndose continuamente en todas partes a nuestro alrededor, entonces este demonio intenta defenderse al distanciarnos a través de las formas, cada vez más de nuestro propio ser, uno que es inevitablemente luminoso y poderoso.

Las formas, infinitamente variadas y distintas se encuentran por doquier a simple vista… en tanto la esencia que es una y que también se encuentra a nuestro alrededor, no esta sino a la mirada de aquel que sabe mirar, cuya mirada penetra la forma y extrae la esencia.

Máxima es la labor del artista marcial pues debe renunciar a la arrogancia, al pesar del bien ajeno y al resentimiento tenaz, para cuando abandone el sufrimiento pueda extenderse y crecer en un nuevo estado en donde la verdadera armonía se manifieste por completo en su mundo.

Intentar entonces dirigir la mirada a la esencia y no a la forma, es lo mismo que dejar de mirar hacia fuera e intentar mirar hacia dentro, hacia sí mismo.

Esta mirada es para rebelarse contra el servilismo de la repercusión ególatra de dudas y miedos, para dejar de darle importancia a las apariencias y valorar la realidad de aquel corazón ó esencia que sostiene la espada ó la forma.

Esta mirada es para abandonar el conflicto y disponerse a aceptar todo porque deseamos superarlo todo.

¿QUIEN MERECE SER LLAMADO MAESTRO?

HEISEI No.2 • Marzo 28 de 2007

“En cuanto a lo que se refiere a encontrar en otra persona a aquel que podéis considerar como Maestro y que sea capaz de acompañaros en la Vía, es un tema delicado; es preciso en verdad que escuchéis al Maestro Interior, esta voz en vosotros que está más allá de la conciencia. Según mi punto de vista, el Maestro es aquel que despierta al Maestro en otro”.
Karfield Graf Von Durckheim


Las Artes Marciales son un camino, por el cual el hombre puede aspirar a alcanzar la gracia en armonía con las fuerzas de la naturaleza; en consideración, también puede obtener la confianza en sí mismo a través de la honestidad de su fervor.

Es en el transitar de este camino, cuando en un momento dado el Artista Marcial se interesa en ayudar a los demás; independiente de su nivel de habilidad y comprensión, se convierte en un autentico seguidor de la vía de las Artes Marciales, pues es en ese momento cuando al intentar ayudar a otros, descubrirá sus propias debilidades y posiblemente sus propias respuestas.

Esto no debe ser tomado ni entendido con ligereza, pues profundamente implica un autentico sentimiento de reconciliación, un relajamiento de la mente y de un paulatino sometimiento del propio ego; y es en este preciso momento donde el estudiante se convierte en un Maestro.

Para algunas personas este proceso “despersonaliza” y creen que alcanzar la desnudes pasional es una utopía; así que para ellos el Maestro de Artes Marciales es una ficción, cuyo personaje para sus propios intereses puede ser torcido y desfigurado.

Entonces no es raro ver a arrogantes, opresores y dominantes, demandar ser reconocidos como “Maestros”… y es aquí en este punto en donde nace la pregunta: ¿Quién merece ser llamado de verdad, Maestro de Artes Marciales? Pues estos “Maestros” desconocen o distorsionan su papel en la sociedad y creen que su misión consiste más en promoverse a sí mismos, que en servir como auténticos mentores.

Inculcan en sus estudiantes valores ó metas inútiles y los instigan al punto del adoctrinamiento, intentan que profesen su misma ideología y manejen sin problemas su misma moral; buscando anular por completo la natural necesidad de sus estudiantes de recorrer su propio camino, en donde quizá ellos podrían descubrir la posibilidad de su propia y autentica condición de Maestros.

Si mi Maestro ha muerto, o si es ausente y frío, o si es un tirano y me maltrata, o si era maravilloso pero ahora no está, entonces, ¿Quién es mi Maestro ahora? ¿De donde saco esos sentimientos de protección, autoridad, confianza, experiencia y sabiduría para vivir? ¿Cómo puedo evocar una inspiración que de alguna manera de a mi camino la orientación que necesita?

Sin el Maestro hay caos, conflicto y tristeza en el camino del Artista Marcial.

El Artista Marcial que esta en su proceso, seguro habrá de sufrir la debilidad, la impotencia y la vulnerabilidad en su propia soledad e individualidad, y estando abierto a aceptar esta experiencia, aprenderá a recurrir a su ingenio y no a su fuerza, y talvez si tiene el corazón, podrá evocar en el nivel marcial y social una maestría repleta de humanidad.

El Artista Marcial que toma como suya la responsabilidad de formar personalidades y de transmitir valores espirituales esta muy por encima de aquel cuya dudosa moral y pobre conciencia obliga a sus estudiantes a llamarle “Maestro” y ni que decir de aquel que está, más preocupado de entrenarse a costillas de sus estudiantes que de ayudarles en su crecimiento.

La vía de las Artes Marciales, nos da a entender que si no respetamos los ancestros con reverencia y animo iniciático, no tendremos en nuestro camino colectivo una maestría que nos sostenga. Sin ese profundo espíritu del Maestro, nos quedamos con personas que están dispuestas a desempeñar este papel en beneficio propio, exhibiendo los símbolos superficiales de la maestría, pero nunca el alma de un verdadero Maestro.

Un Maestro es alguien cuya visión y conocimiento están arraigados en un mundo secreto que esta conectado con sus ancestros, es decir, con aquellos que lo han precedido y que han creado el legado que él ahora toma en sus manos. La orientación de la sabiduría y la sensibilidad moral de un Maestro, proviene de las voces de los Maestros que ya no están en este mundo ó en esta vida, que con su legado nos heredan sus reflexiones más profundas.

La Vía de las Artes Marciales nos enseña, que es un desafío encontrar al Maestro profundo y que no debemos satisfacernos con sustitutos sin contenido. No hay camino fácil para llegar al Maestro, ni manera simple de establecer la propia maestría; y sin embargo, sin la orientación y autoridad del Maestro mítico, nos quedamos desorientados y descontrolados.

La verdadera maestría en las Artes Marciales no es evocada por la fuerza ó el engaño, sino por la iniciación en el amor de manera profunda y transformadora. Aspecto vital, pues sin él no habría continuidad ni futuro y el legado desaparecería para siempre.

La maestría de un Artista Marcial debe ser usada para promover la comprensión y la paz a su alrededor, y esta es la más importante contribución que puede hacer a nuestro mundo.

ENTELEQUIA

HEISEI No.1 • Mayo 16 2006

(En la filosofía de Aristóteles, fin u objetivo de una actividad que la completa y la perfecciona.)

"Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti un resorte misterioso de un ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala; si la dejas apagar no se reenciende jamás.”
José Ingenieros


El Budo Taijutsu es una expresión humana, desde un punto de vista que nos ilustra extraordinariamente, sobre como procesos naturales que consideramos ajenos y que se manifiestan sutiles e imperceptibles ó estruendosos e impactantes, no están realmente fuera de nuestra condición humana.

Somos hijos privilegiados de madre natura, que hemos salido de las cavernas para dar forma al mundo en que vivimos, ciertamente imperfecto y evidentemente susceptible de ser mejorado continuamente, aunque en la mira estén los mundos virtuales, sintéticos y programados, la naturaleza pugna por la perpetuación no sólo de la vida, si no del desarrollo de la conciencia.

Pero más allá de una exposición o un acondicionamiento, el Budo Taijutsu nos incita al descubrimiento de esas cualidades genéricas y particulares que nos han hecho tanto seres humanos como personas.

Hoy son muchos los que en el mundo practican las artes marciales, desde diferentes puntos de vista, sin embargo, independiente de todas esas perspectivas, en esencia los artistas marciales de hoy como en antaño, se enfrentan constantemente a una situación de carácter vital, y esa cuestión es la vida y la muerte. Por supuesto, antiguamente, esta situación era mucho más urgente de lo que tenemos que vivenciar hoy en día.

En el entorno actual, el artista marcial tiene que enfrentarse a una amenaza, si no física si de consecuencias equivalentes; que se oculta en el interior de sí mismo principalmente, pasando desapercibido en los habituales propios pensamientos, palabras y acciones; en donde por generaciones se ha gestado un virus, declarado enemigo de la perfección: la mediocridad.

Los artistas marciales son, como todas las personas que forman parte de una comunidad, participantes de una gran masa humana y en este sentido tienen también sus cualidades y vicios potenciales; pero es un asunto netamente individual, el que el artista marcial quiera diferenciarse, ejerciendo su opción de perfeccionamiento personal. Pero esto, desde mi punto de vista, aunque importante no es una certeza ambicionada ni mucho menos alcanzada por todos.

No es en el misterio ni en el azar de este mundo, de donde surge esa necesidad de conocimiento que puede redimensionar la vida del artista marcial, pero esta necesidad, más allá de una decisión, debe ser resuelta en una acción de verdadero coraje, para poder dirigir los propios pasos hacia los duros caminos de la perfección.

En este andar el caminante despertará al constatar la realidad de su propia desaparición, así entrará en la conciencia de la muerte y de ahí descubrirá sus nexos con lo divino.

¿Cuantos artistas marciales hoy en día son tan concientes de su mortalidad?, sino hasta el momento mismo, cuando el cuchillo, la bala o el mazo destruye no solo su tejido corporal y mental, sino también su mediocridad construida en rutinas, series, esquemas, sistemas y formas, impuestos por otros, cuya parálisis no es si no el resultado de sus prejuicios.

Cuando los artistas marciales, inculcan la doctrina de la fuerza y la superioridad física como el método infalible, están negando quizás sin saberlo, la estrategia esencial que permitió sobrevivir a nuestros antecesores cavernícolas, en un entorno salvaje dominado por fieras físicamente superiores; en contraposición el hombre primitivo utilizo su inteligencia, estrategia que le permitió sobrevivir, y no solamente pudo colocarse en la cumbre de la cadena alimenticia, si no que además fue también capaz de crear una civilización.

Hoy se supone, que seguimos vías marciales que en antaño demostraron su eficacia en el campo de guerra y por lo cual merecieron su supervivencia histórica pero esto solo fue posible porque tanto sus gestores como sus seguidores entendieron la “fuerza” en términos de astucia e inteligencia y también de adaptación. ¿Cuántas castas guerreras sucumbieron ante la fuerza de las armas de fuego y del advenimiento de una era moderna?

Hatsumi Sensei, expresa la siguiente:

“No es necesario para vivir como ser humano, estar obsesionado por saber quién es fuerte y quién es débil. Un animal sí, necesita ser fuerte para sobrevivir en un entorno animal, pero las personas pueden vivir sin tener en cuenta la fuerza física.

Esta es la característica más maravillosa de las artes de lucha humanas.”


Este es precisamente el quid del asunto.

Cuando una persona decide aprender artes marciales no significa que debe involucionar, es decir, dejar de ser humano para convertirse en una bestia salvaje, creyendo que esto le hará mas fuerte y hábil para la lucha; una cosa es la inspiración en las naturales cualidades de los animales y otra muy diferente aspirar a ser como uno de ellos.

El perfeccionamiento humano tiene indiscutiblemente un lugar privilegiado en las artes marciales, aunque sus ritmos difieran mucho entre sí; pero el crecimiento de la experiencia personal depende directamente de una actitud sumisa o emancipada del yugo de la mediocridad.